Existe una idea creada sobre quién constituye y promueve el cambio. Hombres serios e intelectuales, con toda la pompa imaginamos al agente político, él que decide y define el lugar de las personas en el mundo con una movida de dedos. Esta imagen se desgasta cada vez más cuando los mismos problemas siempre son evidentes: racismo, fobía LGBTQI, machismo, xenofobia y muchas otras formas de opresión. En cada momento que ocurre esta violencia, está claro cómo están cada vez más dentro de lo que consideramos normal y común. Estamos acostumbrados a esta violencia y no podemos movernos para combatirla.
A los jóvenes nunca se nos anima a organizarnos por causas sociales. Es mínimamente curioso que no seamos incluidos en proyectos sociales que hablan sobre educación básica y nuestros derechos constitucionales, por ejemplo. ¿Por qué los jóvenes no pueden ser responsables de los movimientos de cambio?
Delante de esto, Isabela Schmidt, de 16 años, vio la oportunidad de cambiar esta situación. Ella reflexionó sobre cómo los jóvenes pueden organizarse e reconocer su importancia en el campo de los proyectos sociales con su deseo de mejorar el mundo en el que viven.
La garantización de que nuestras voces pueden ser escuchadas es crear conversaciones promovidas y constituidas por jóvenes, que permitan espacios seguros para que nos expresemos sin miedo. Así, Isabela y otros jóvenes de todas las regiones del país formaron el proyecto Garotas Pelo Mundo.
Compuesto por cinco frentes: Salud, Economía, Igualdad, Educación y Medio Ambiente, el proyecto promueve conversaciones semanales sobre acciones (idealizadas por los frentes) y sobre agendas presentes en la vida cotidiana de los adolescentes que se preocupan por construir un mundo plural e inclusivo.
Las reuniones son espacios que cuentan con el grupo de apoyo, donde se encuentran todos los interesados en conocer el proyecto y participar en él, y el grupo principal. Las discusiones están mediadas por Isabela, quien lidera los caminos de los discursos, que a menudo no llegan a un consenso, sino que se establecen preguntas e inspiraciones para proyectos futuros. También hay reuniones frecuentes con invitados, que aumentan los diálogos con diferentes perspectivas sobre el mundo y la sociedad.
Y es en tiempos difíciles que el proyecto crece. En períodos de aislamiento social, en GPM vemos la oportunidad de involucrar a otros adolescentes para que piensen fuera de sus propios mundos y comprendan cómo está el exterior, cómo actúan y reaccionan ante estos momentos de fragilidad humana, y reflejamos: ¿Cómo podemos reinventar las formas de llevar a cabo proyectos sociales en esta cuarentena? ¿Cómo podemos construir, dentro de nuestros hogares, un futuro más inclusivo, diverso y juvenil?
Necesitamos ayuda para responder estas preguntas y queremos que recorras este camino con nosotros. Transformando el mundo donde quiera que vayamos, convirtiéndolo en un espacio más colectivo y humano. ¡Únete a nosotros!
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